Amo tanto la noche porque brillas más que la luna, más que las estrellas. Piel morena: imposible sueño ante mis ojos. ¡Todavía te quiero, todavía te amo! Así como algunas canciones: lejanas, mudas, en silencio; así te quiero, así te amo. No me escuches cuando diga que ya no te miro con ojos de Amor porque es mentira, ¡todavía te quiero, todavía te amo!
Tengo en los ojos clavada tu mirada, tengo en las manos un poco de tu sombra, la embriaguez de tu aroma penetró mi cuerpo: delirio infinito. No hay reposo de lo que siento por ti, no hay cura, no hay puertas para detenerte. Tu corazón es un nido donde la tristeza canta y a pesar de eso bella eres y bella permanecerás. ¡Todavía te quiero, todavía te amo!
Debo admitir que las palabras pesan, pero tengo que gritarlas para evitar que la noche se vuelva oscura. Prefiero mil veces las noches musicales donde lo único que existe es tu voz: inconfundible, helada, silenciosa. Todavía te quiero, todavía te amo; no importa cuántas veces lo diga, todavía te quiero, todavía te amo. La noche, amo tanto la noche porque posee tus mismos ojos, tus mismas manos, tu misma piel morena y seguramente el mismo (precioso) vestido negro.