Yo pagaría para que tú mires las estrellas... Debo admitir que es una metáfora extraña, por lo contrario, mi propósito es explicarla en las siguientes líneas. Desde que te conocí me has compartido una parte de tu historia y yo, inmediatamente, la relaciono con la noche debido a no encontrar un mejor escenario para representar tu tristeza, en mi opinión, el sentimiento más sincero que existe. Eso eres para mí, una noche llena de misterios, una mujer que sabe volar, pero desafortunadamente pierde sus alas.
Vives en los demás y te olvidas de vivir en ti; gritas y pocos son capaces de escuchar, lloras y pocos son capaces de entender. Lo he visto, eres moneda sin sol para muchos: hablan mal de ti, juzgan tu vida y por ello olvidas quién eres, ¿en qué momento la noche dejó de ser parte del Hombre?
Yo quiero elogiar la noche. yo quiero elogiarte a ti: alegre, bella; mujer que al bailar hechiza mis sentidos, mujer que al cantar hechiza el universo. Yo quiero decir que tus tiernos labios fueron hechos para un beso nocturno, yo quiero decir que la Noche (así con mayúscula) eres tú, la mujer que besé y la noche (así con minúscula) es el tiempo tan corto que duró aquel beso. 
Realmente no quiero que te vayas, no quiero que te marches, sin embargo, debes irte y debes continuar con tu historia así como yo continuaré con la mía. La noche, por desgracia, no dura para siempre, pero duró lo necesario para reflejarme por lo menos una vez en tus ojos. No importa lo que pase, no importa en dónde estés, no importa que la noche se convierta en día, no lo olvides, yo pagaría para que tú mires las estrellas.